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Foto del escritorArmando Diaz de La Mora

El calendario prehispánico tlaxcalteca.

Actualizado: 8 dic

Las cuentas prehispánicas del tiempo eran muy similares pero con diferencias

en su inicio tanto en fechas como en signos, el Calendario Boban, el Códice

Telleriano y el Vaticano A ponen a Atlcahualo como inicio, Motolinia,

Ixtlixóchitl y Sahagún a Tlacaxipehualiztli, por citar unos ejemplos; además de

que ‘…discrepan mucho en diversos lugares del principio del año…’ como dice

Sahagún o como dice Motolinía: “diversas naciones, diversos modos y maneras

tuvieron en la cuenta del año…’.

Los estudios y citas al calendario prehispánico se refieren al mexica siguiendo

fundamentalmente a Bernardino de Sahagún, incluso a la fecha en Tlaxcala se

menciona este calendario al hablar de la cuenta prehispánica, sin tomar en

consideración que había un calendario propio que regía a los tlaxcaltecas en los

siglos XIV y XV.


Han pasado ya 43 años de la aparición del texto de Muñoz Camargo llamado

“Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala”, concluido en 1585, el cual

inserta el Calendario antiguo formado por fray Francisco de las Navas cerca

del año de 1557, y a pesar de estas ya más de cuatro décadas poco se ha

atendido y aún más, escrito y difundido este calendario prehispánico

tlaxcalteca. (En la revista Camaxtli de la SGHEL lo publiqué en el año de 1993).

Muñoz Camargo, en otra parte de su obra dice: “Ansimesmo tuvieron cuenta del

año, ansi por el sol como por la luna, y sus bisiestos para conformar su año

tuvieron cuenta de los meses y de las semanas”. Esta cita es confusa y no está

respaldada porque no se ha comprobado que aplicaran bisiesto para compensar

el año solar.


El año náhuatl constaba de 365 días dividido en 18 periodos mal llamados meses

de 20 días cada uno, lo cual nos da 360 días, más 5 que se adicionaban al final

llamados ‘nemontemi’, considerados malos para la gente, en los que no se

prendía fuego ni se hacían actividades rutinarias.

Motolinía nos dice de Tlaxcala: “haciase en esta ciudad, entre otras muchas

fiestas, se hacía de cuatro en cuatro años, era la fiesta solemne para toda la

provincia”, que se relaciona con lo que dice el fraile Sahagún de que cada

cuatro años “echaban 6 días de nemontemi”, es decir, el bisiesto de la cuenta



actual, cita de Motolinía que puede conectarse con la de Muñoz Camargo en

cuanto a compensar la diferencia. De ser cierto, nos habla de un conocimiento

profundo de los movimientos celestes pero sobre todo del movimiento solar.

Particularmente el calendario tlaxcalteca se diferenciaba del mexica (que

siguen muchos incluso en la red), porque comenzaba el día 2 de marzo y no el 2

de febrero como se realizaba en Tenochtítlan, el mismo Sahagún dice:

“comenzaba a tantos de enero; en otras que a primero de febrero, en otros que

a tantos de marzo…”, es decir, confirma que son diferentes. Me interesa este

punto porque está mucho más cerca del equinoccio de primavera, que era el

inicio del año en muchas culturas de la antigüedad, no quedando fuera los

tlaxcaltecas.


Otra situación particular y que considero muy importante es el inicio del ciclo

de 52 años, porque en Tlaxcala comenzaba en el signo Acatl (caña) que era

hacia el oriente, es decir, por donde nace el Sol, mientras que los mexica lo

comenzaban en el signo tochtli (conejo) que es rumbo al sur; ya que habla de un

concepto religioso y cosmogónico más avanzado por parte de los tlaxcaltecas;

luego seguía (en dirección a la izquierda, contrario a las manecillas del reloj)

con técpatl (pedernal) hacia el norte que era la región de los muertos; luego

calli (casa) al poniente, que era el sitio de las mujeres y concluía hacia el sur

con tochtli.


Así, el año de 1519, fue el correspondiente al uno.caña del ciclo de 52 años, es

decir, de un xiuhmopolli, que era lo que se ha confundido como el siglo

prehispánico.

Entonces el año prehispánico tlaxcalteca se conformaba como lo vemos en la

table anexa, en el orden de meses, los significados del glifo y del nombre así

como las actividades que se realizaban. Es de notar que todo el año, las

actividades de la Sociedad tlaxcalteca están relacionadas con este calendario

religioso.


El mestizo nacido en Ciudad de México, Diego Muñoz Camargo, para dar

cumplimiento al encargo de atender la “Instrucción” sobre informar de

diversos aspectos de la Provincia de Tlaxcala, en la serie denominada

‘Relaciones Geográficas’, elabora a partir del texto que comenzó a escribir en

1576 y que conocemos como –Historia de Tlaxcala-, una adición con información


geográfica, social, una descripción constructive, principalmente de la ciudad de

Tlaxcala, un documento a partir de que se le encargó en 1580 y que concluye en

1585, mes de marzo. En particular lo referente a la Cuenta del tiempo señala:

“habiéndonos claramente informado de los principales y caziques destos

tiempos, hombres de habilidad y entendimiento…”, fundamentando de manera

muy ambigua lo que incluye.


Sin embargo, toda lo que se refiere en su obra “Descripción de la Ciudad y

Provincia de Tlaxcala” (Manuscrito 242 de la colección Hunter en la

Universidad de Glasgow, Escocia) es a partir de –cuando menos- dos fuentes

anteriores, una de ellas el empate entre el calendario prehispánico y que se

correlacionó para que iniciara el 1º de enero al igual que el entonces calendario

juliano, mientras que el otro texto corresponde al elaborado por fray Francisco

de las Navas, con mucha certeza hacia el año de 1557, incluyendo don Diego lo

siguiente: “Calendario Índico de los indios del Mar Oceano y de las partes

deste nuevo mundo, hecho y verificado por el padre fray Franco. (Francisco) de

las Navas, fraile de la horden del sor (señor) S Franco (San Francisco)”; el

autor de este calendario prehispánico tlaxcalteca estuvo en Tlaxcala entre

1548 y 1557, habiéndose determinado que el calendario debe ser del último

año, aun cuando el texto dice que en 1551 se elaboró.


Es necesario aclarar que la table de correlación de cada periodo prehispánico

con las fechas del calendario europeo son con el juliano porque en la

elaboración aun no se aplicaba la reforma gregoriana (década de los cincuentas

del siglo XVI) y es poco probable, que entre octubre de 1583 y el inicio del

viaje en 1584 a España se haya corregido al gregoriano.

Así, el 2 de marzo que se señala era su comienzo, en realidad corresponde al 13

de marzo, es decir, apenas 11 días de diferencia con el año trópico que

comenzaba el 24 de marzo con el equinoccio de primavera.


Además de los periodos equivalentes a nuestros meses, que eran 18 con veinte

días cada uno para dar los 365 días al agregar los cinco nemontemi, los

tlaxcaltecas tenían otra cuenta de 260 días con 20 periodos de 13 días

denominado Tonalpohualli (por cierto se cree que es el único códice

prehispánico tlaxcalteca existente a la fecha llamado Tonalámatl de Aubin),

con carácter adivinatorio y que cada 73 ciclos se empataba con el año solar o


trópico. Es decir, el Xiuhmopolli de 52 ciclos con 365 días y el Tonalpohualli de

73 ciclos de 260 días, comenzaban nuevamente el mismo día y año.

Cada día tenía un signo o ideograma en el siguiente orden: Cipactli-lagarto;

ehécatl-viento; calli-casa; cuetzpallin-lagartija; coatl-serpiente; miquiztli-

muerte; mázatl-venado; tochtli-conejo; atl-agua; itzcuintli-perro; ozomatli-

mono; malinalli-hierba; ácatl-caña; océlotl-jaguar; cuauhtli-águila; cozcacuahtli-

zopilote rey; olli-movimiento; técpatl-pedernal; quiahuitl-lluvia y Xóchitl-flor.

Debo mencionar algunas particularidades: En principio resalta que el signo

número 13 ácatl corresponde al primer signo de los aplicados al año, el número

13 es de buena suerte y emblemático para los pueblos prehispánicos como se

percibe en diferentes documentos además de aplicarse, por ejemplo, en su

siglo al multiplicarse 13 por 4 para dar los 52 ciclos; así el signo 18 es técpatl,

el 3 es calli y el 8 es tochtli, el mismo orden –cada cinco veces- de los signos de

los años del calendario civil o agrícola, es decir, una íntima y estrecha relación

en las cuentas.


Concluyo señalando que lo que mi querido Mario Ríos Reyes advierte: Hay un

proceso apenas visible de la evolución en el desarrollo de los signos, a partir de

un lagarto para llegar a las serpientes, o del venado al mono, además de otras

muy interesantes correlaciones entre los signos y sus sitios consecutivos.

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